Descripción
El cigarro por si sólo es una preciosidad: un color entre café y cuero, una suavidad difícil de igualar, una anilla atemporal y un cepo y longitud cuasi perfectos. ¿Quién da más?
El encendido debe trabajarse para evitar crear una capa negra (el puro podría considerarse algo ‘aceitoso’) y el corte debe ser con fuerza, ya que está ligado de forma consistente y compacta.
Y tras ello… llega la mejor primera calada del mundo del cigarro, ningún otro puro da tanto en su primer segundo. Comienza cremoso, nada salado, con toques algo amargos de café; todo ello permaneciendo en boca durante largo rato. De ahí pasa a un segundo tercio totalmente distinto donde el roble y la encina hacen acto de presencia cambiando de un tercio ‘dulzón’ a ‘amaderado’.
Pero ahí no queda la cosa, ya que el último tercio no se parece prácticamente en nada a su predecesores, este Partagás pasa a un poco salado y especiado, habiéndonos mostrado prácticamente toda la gama de sabores que puede mostrar un cigarro.
Pero no es solo rico en sabores y matices, sino que el puro se apoya en un humo aromático, intenso y pesado y en una ceniza muy ‘habana’ (amarillenta y no blanca).
Como bien decía uno de nuestros socios, se trata de un puro “muy divertido”, a lo que hay que unir ‘cuasi perfecto’.