El brandy Gran Duque de Alba fue lanzado en el año 1945. Documentos en posesión de la familia Medina, actual propietaria de las Bodegas Williams & Humbert, hablan de que al agente de la bodega en Madrid le unía una gran amistad con Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, XVII Duque de Alba, (padre de la actual Duquesa de Alba) y ante el inminente lanzamiento de un exclusivo brandy le preguntó si podía bautizarlo con su nombre. Después de probarlo el aristócrata quedó gratamente impresionado y sugirió que a tan noble producto sería más acertado ponerle el nombre de su ascendente el Gran Duque de Alba, Fernando Álvarez de Toledo y Pimentel, que había engrandecido la casa de Alba y era un importante personaje histórico. De esta manera lo refleja un documento escrito en el que se autoriza bautizar el brandy con dicho nombre.
Brandy de noble color, entre caoba antigua y ébano. Muy brillante, de nariz intensa, con notas a pasas, uva, ciruela, vainilla… Recuerdos, asimismo, a barniz de mueble antiguo característico, sin duda, de sus largos años de crianza. Complejo y majestuoso en boca resultando, a la vez, untuoso y aterciopelado. Retronasal intenso, persistente y muy largo.
Su color caoba con tonos dorados y la complejidad de sus aromas a «esteres vinosos» con amplios matices balsámicos nos denota su larga y adecuada permanencia en madera. A la boca ligeramente abocado, es suave y pleno con notas tostadas y de vainilla así como un final largo y grato.
Gran homenaje al paladar el disfrutar, en la intimidad o en compañía, de una copa de este viejo brandy señorial. En copa de balón muy fina a temperatura ambiente ligeramente calentada en el cuenco de la mano en señaladas sobremesas.